Pasó el torneo y no les escribí nada. Las dejé cargar los bolsos y llegar en silencio. Como casi todas las veces. Busque canales en los que no repitieran mi olvido. Alguno que me golpeara la cabeza con sus gritos de "Dale campeón" pero otra vez se me partió el corazón. No encontré nada. Solo una mezcla de Showmatch y Gran Hermano difícil de soportar. Apagué la tele y miré para el costado como es costumbre en este país cuando se quiere agrandar la cicatríz. Pensé en lo difícil que somos como sociedad. Y me respondí enseguida que quizás la culpa está escrita más arriba. En esa frivolidad televisiva. En todas las veces que elegimos el morbo antes que la capacidad de aprender a pensar. Que lo que miremos sea enseñanza y no ver como otros se rellenan la panza a costa de tu dignidad. Quemándote la cabeza para medir un punto más.
Estamos cada vez más lejos estancados frente al televisor con un liliana viejo refrescando las ideas de lo que te gusta comprar. Atados a lo poco que te dejan usar.
Yo no quiero eso. Un país donde se viraliza un foto de deportistas que salieron campeonas llegando solas a casa. Y después se preguntan como llegamos a esto.
Apagá la tele que las chicas que aparecen desnudas en las tapas de las revistas y ahí lo hacen porque no tienen otra cosa que mostrar. Vos mostrá tu cerebro, que al contrario que el culo, se te va a poner más firme con los años.
Gracias Leonas por enseñarme a donde siempre quiero estar.
Por Paz Biondi
Foto:Villa Press
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