19 de julio de 2016

LA COLUMNA DE PAZ: LÍNEA DELGADA


No sabía muy bien qué hacer. Se había parado más de tres veces en el mismo lugar cargando con la misma inseguridad. Y sin embargo insistía. Los cordones apretados. La mirada fija. Y el montón de cosas que había pensado acumulados en la garganta. Era un día más peleándole al viento. Queriendo imponer lo que se sueña. Desarmando uno a uno los gestos heredados como si fueran dados. Buscándole la quinta pata al gato que se enreda en la bandera y los apila todos. Para que vos te rompas hasta los codos. Obligándote a que no te olvides de nada. A que no te tomes todo tan a la ligera cuando cuidás una remera. Y aprender a pensar para afuera.

Otra vez ahí. En esa línea delgada de lo que te sale solo y lo que te cuesta el doble. Entre la magia y el roble. Porque a veces te sentís tan justo y otras una madera a la que le pesan hasta las medias. Y lo que acumulas ya no te pide permiso ni te cuestiona lo que se hizo. Escupe la realidad y te nubla la vista sin ningún anestesista. Y ahí estas vos con tu cara de deportista. Con lo que te queda y lo que ya se fue mordiéndote los pies. Y lo que hiciste en la semana te parte la cabeza hasta dejarte de sobremesa. Te sentás en la silla y respirás bien hondo. Como hacen los que tocan fondo.

Por Paz Biondi

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