LA COLUMNA DE PAZ:TODO LO QUE HAY DETRÁS

El cuero del deportista debe estar lastimado. Debe recibir golpes y raspones. Que duelan. Que le haga sentirse parte del proceso. Que cada vez que intente saltar más alto sepa que puede empeorar. Que el cansancio no es algo que se negocie y mucho menos la responsabilidad. El cuero del deportista debe tener la misma medida de su capacidad. Debe transpirar sin quejarse. Caerse y volverse a levantar. Tiene saber hasta dónde quiere llegar. Tiene que estar curtido por el sol y ser golpeado por la lluvia. El cuero del deportista tiene que tener algo de esfuerzo. De exigencia. Tiene que poder errar para entender que no siempre de un laberinto se sale por arriba. El cuero del deportista puede ser muy grande. Puede cargar con el peso de los que no nacimos para eso. Con las miradas. El cuero del deportista ensaya todos los días miles de posibilidades. Buenas y malas. Y al final elige la que sale mejor. No por él. Por todos. El cuero del deportista lucha con los fantasmas. Con los miedos. Con las generaciones. El cuero del deportista no pregunta hasta cuándo. Se concentra en lograr no perder nunca la voluntad. El cuero del deportista nunca se limita. Siempre encuentra la manera de no sacarse nunca la camiseta. El cuero del deportista tiene historia. Tiene medallas. Primeros puestos y últimos. Descensos. Ascensos. Tiene lágrimas acumuladas que nunca entenderías. Porque eso no se pone en las estanterías. El cuero del deportista nunca se conforma. Lo rompen. Lo desarman y el con paciencia se arma. Porque es cuero y es alma. Pasa por miles de estados. Por cámaras y por corbatas que creen que son las dueñas de sus hazañas. A veces lo ponen muy alto y otras veces usan un micrófono para pisarlo sin piedad. Por eso goza de versatilidad. Se adapta a que lo destrocen y lo amen con la misma intensidad. El cuero del deportista tiene más cabeza y más corazón porque no piensa sólo en el. También piensa en vos.
Nunca voy a entender a los que juzgan. A los que señalan. Sentados en un sillón. Apurados y desencajados porque alguien no represento a su nación del modo que ellos lo harían.
Si verdaderamente supieran todo lo que hay detrás. Si pudieran ponerse en ese cuero al menos por un rato hoy no estaríamos invadiendo redes sociales.
El cuero de un deportista puede ser muchas cosas pero nunca puede ser tomado como escudo en ninguna guerra.
Que sea su decisión si se rompe o no. Pero que nunca sea de las opiniones de los que jamás en la vida van a poder caminar sin escupir algo de maldad.
Esto es para todas las selecciones y todos los deportistas. Nunca pierdan la meta de vista. Nunca me roben las ganas de escribir.
Por Paz Biondi
Foto: FIH/Getty
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