9 de diciembre de 2015

LA COLUMNA DE PAZ: A LO VILA



Cuando llegan esta y otras columnas igualmente trascendentes aprieto bien los dientes. Reforzando los conceptos para intentar encontrar mi modo de contar.

Es que con estos tipos es difícil. No es agarrar el lápiz como si fuera guitarra para rellenar la hoja sin tocar el alma. Es agarrarlo con la convicción de que vas a usar el corazón.
Y así lo hago de principio a fin o al menos eso intento. Que se note que soy delantera y que estoy siempre en el lugar correcto.


A lo Vila bien de frente y tomando los golpes como caramelos, me le cago de risa al suelo, parándome y volviendo a insistir en que tengo mucho para decir: de Lucas y su temperamento. Que sabe más de seguir, que de quedarse viendo.

Y quizás en esta parte se me note el agradecimiento. Ese que siento al querer contar de que están hechos los distintos y el que encuentro cada vez que me toca hablarle al deporte con el que aprendí a ser columnista, pero de las que afinan la vista.

Y así, con los ojos achinados como queriendo hacer fuerzas y detallar tus costados, pienso en blanco y hasta negro. Pero me doy cuenta que es mejor cambiar el color,  por un celeste y blanco señor.

Lo lindo de ser de acá no es ésta democracia que se mide en bastones. Lo lindo de Argentina está en los Leones.

Gracias por cada bocha que corriste en pedazos o por cada partido que caminaste con los brazos. Porque el mundo no cambia con tu opinión, cambia con que hagas algo de corazón. Y vos lo hiciste elevado al cuadrado y por eso hoy gasto parte de mi armamento desatando los sentimientos para devolverte con creces: un “siempre” y nunca un “a veces”.


A lo Vila es lindo escribir  hasta parece que es más fácil el decir. Debe ser que te contagia tanto amor y tanta garra o será que un apellido es tan grande que siempre vas a encontrar como hablarle.

Anda a saber si es uno u otro o los dos.Para mí que es la paciencia y la necesidad de querer cambiar el mundo con acciones. Que no es lo mismo que querer cambiarlo sin ser un poco Leones.

No se puede cambiar el alma cuando se ama el césped que la ablanda.
Nunca la cambies, gracias  por todo Colo.

 Por Paz Biondi


Foto: CAH

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