Eso pienso al escribir con la impaciencia de quien tiene mucho para decir. Torpe quizás, no me resigno a insistir, que el hockey tiene alma y yo la sé distinguir.Armo y desarmo las palabras como queriendo encontrar la mejor manera de hablarle a Aicega. Que suene bien y que no se note que me gana la admiración, que me brotan las ganas de contar sin las formas, sin las normas y sin tapujos lo que fue tenerte en la selección.
Así, con la simple rebeldía que me trajo hasta acá me pinto de marrón y amarillo para sentir de donde sale tu brillo.Tantos años, tantas vueltas, tantas medallas y copas y sin embargo Magdalena no se saca la ropa. Sigue pegada a los colores de Belgrano y a pocos días de haber sido mamá nuevamente ella aprieta los dientes y sale a defender lo que en el alma se siente. Porque el presente es difícil pero más difícil sería vestirse de cobardía todos los putos días.
Por eso volviste antes de lo previsto, por eso no te importa cuántos días pasaron. Acá lo único que vale es mantener lo hecho, con todo el derecho y sin pestañar, en el lugar donde debe estar.Cuanto me enseñaste vos y tu temperamento. Ese tan arrebatado y por momentos desprolijo, ese tan medido y a veces sin medir, ese que siempre lo mezclabas con la fe de insistir.
Gracias por no calcular, por no especular y por no arrepentirte de elegir como modo de vivir al deporte más lindo que puede existir.
Devolverte algo de todo lo que hiciste, esa era mi tarea. Con un poco de coherencia unir las frases para que suene bien mi insistencia y que parezca un accidente si realmente lo logré o que parezca lo que sea, en verdad no me importa, mientras que vos y solamente vos hayas entendido que importante es para mí tu apellido.
Gracias por tantos años de buen hockey, de buenos valores y sobre todo gracias por no dejarnos caer nunca. Porque sí algo aprendí de tus maneras es que solo se lastima el que no se arriesga.
Uno no es sólo lo que se ve, es lo que deja también.
Que parezca un accidente si termino esto llorando y eso es por lo que vos me has dejado.
Te quiero mucho capitana.
Por Paz Biondi
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